La conferencia Teaching Women’s Fillmaking (Enseñar el cine hecho por mujeres), organizada por el Departamento de Cine y Televisión de İstanbul Bilgi Üniversitesi, contó este año con la participación de Libertad Gills. La cineasta, crítica e investigadora, quien desde el 2015 ejerce la docencia en la Universidad de las Artes, integró una mesa de discusión alrededor del trabajo de Agnès Varda. Fue invitada, anota, por un video ensayo que realizó en 2020 en el que justamente trata sobre una de las películas más conocidas de la actriz, directora, guionista y artista cinematográfica francesa, considerada una de las pioneras del cine hecho por mujeres y del cine feminista
En la mesa de discusión estuvieron junto a Gills académicos que estudiaron distintos aspectos de la obra de Agnès Varda y cuyos textos conformarán un libro que recogerá dichos estudios. El video ensayo al que la docente de la Escuela de Cine de la UArtes hizo mención es Cléo de 5 a 7 (1962). “En mi participación comenté sobre el contexto epn el cual lo realicé, cómo lo utilizo en mis clases y algunos aspectos que surgieron en su montaje/realización”.
Indagando más con este respecto, y pidiéndole detalles sobre su ponencia, Gills explica:
El video ensayo es una forma de hacer crítica audiovisual, es decir, hacer crítica de cine utilizando las mismas imágenes y sonidos de las películas sobre las que uno quiere pensar. Hice Walking or Weeping en 2020 para mi clase de Análisis y Estética y con la intuición de que podría juntar imágenes y sonidos de Cléo de 5 a 7, con imágenes y sonidos de F for Fake (Fraude), de Orson Welles. En ambas películas hay una escena donde una mujer camina por la calle y todos la miran. Es una escena típica de muchas películas de Hollywood, donde el objeto de la mirada del espectador es la mujer. Quería hacer que coexistan estas escenas en un mismo montaje y ver qué pasa. Cuando las uní descubrí que tenían algunos aspectos en común y, al mismo tiempo, diferencias muy grandes.
En la película de Welles, la mujer, Oja Kodar, camina por la calle, puesta ahí por el director Welles como carnada para los hombres que la rodean –y para el espectador, quien es “idealmente” hombre (como dice Laura Mulvey, en la mayoría de las películas de Hollywood, e inspiradas en Hollywood, el espectador ideal es hombre)–. Los planos son tomas muy de cerca de su cuerpo, tal como los hombres la miran. En el caso de Cléo de 5 a 7, en cambio, no tenemos planos detalles del cuerpo de la mujer. Las miradas hacia Cléo son recibidas por la mirada de Cléo, quien se incomoda en esta situación. Las miradas del otro se vuelven pesadas para ella y el personaje necesita liberarse de estas miradas para poder proponer otras formas de mirar el mundo. Creo que esto es lo que quiere hacer Varda en esta película: proponernos otra manera de mirar.
Desde esta nueva percepción que Agnès Varda nos muestra, Libertad Gills también abordó el tema del papel de la mujer en el cine en general y cómo este papel se ve muy influenciado por la necesidad y el deseo del hombre. Al respecto, la docente y cineasta recalca: La mujer ha sido muy activa dentro del cine desde sus comienzos. La cuestión, o el problema, es que el trabajo de la mujer en el cine frecuentemente ha sido ignorado o invisibilizado por los que narran la historia del cine, ya sea porque se quiere pensar el cine como un trabajo de hombres, o simplemente porque los que se atribuyen la autoridad para contar la historia del cine no han visto películas fuera del canon cinematográfico (que suele ser muy centrado en directores-autores hombres). El por qué no se ha visto este cine, creo que es uno de los problemas fundamentales y tiene que ver con todo el sistema de exhibición, no solo el de producción. El cine de Varda no tiene este problema, pero sí es el caso del cine de muchísimas realizadoras mujeres. Hay una revista y programa curatorial de cine online titulado “Another Gaze” que ha hecho un importante trabajo de visibilizar la obra de mujeres realizadoras menos conocidas.
Libertad Gills también señala las cifras bajas de mujeres que ejercen como directoras dentro de Hollywood. Entre sus intereses, explica que no le llamó nunca la atención el cine contemporáneo de la industria norteamericana, a pesar de haber estudiado en Estados Unidos. Agrega que la atención debería ponerse fuera de este tipo de medios, donde también se produce cine y en donde hay un mayor número de mujeres directoras que deben ser reconocidas.
Acerca del papel que tiene la UArtes en la formación de futuras y futuros cineastas, Libertad Gills resalta que hay alumnas realmente talentosas, valientes y curiosas, con el deseo de aprender y crecer con y a través del cine y las otras artes. El papel de la Universidad de las Artes dentro del mercado cinematográfico ecuatoriano es crucial, porque está ampliando el sector de la sociedad que tiene acceso a las posibilidades de hacer cine, lo cual cambiará la historia del cine del Ecuador. “Luego, nuestros graduados serán los que tendrán que exigir que este acceso continúe después de su graduación, por ejemplo, para mantener y ampliar los fondos nacionales, para recuperar las becas que permitan seguir estudiando artes a nivel de maestría y doctorado, para defender la educación pública y pelear por un país donde el arte sea valorado mucho más que por su valor económico o publicitario”.
Menciona la falta de políticas públicas que entiendan que el cine no es solo hacer películas; también se necesitan fondos para la investigación y la escritura. “Esto no hay en Ecuador y es una lástima porque donde hay producción de cine, pero no hay investigación ni crítica ni escritura sobre el cine: hay cine, pero no hay reflexión”.
En cuanto a la virtualidad y cómo se ha tenido que adaptar a las clases en línea, Libertad Gills revela que intenta aprovechar al máximo las herramientas a disposición. A sus clases de Crítica Cinematográfica le gusta llevar invitados, y también explota la capacidad del trabajo colectivo con edición de textos en grupo. “La docencia, como la creación artística, es un espacio para experimentar, jugar y explorar”, señala. “Creo que es el momento para pensar en una universidad más abierta, donde las actividades se desarrollen fuera del aula. Para eso tendríamos que tener otra relación con la ciudad y el espacio público. Antes de la pandemia, muchas veces cuando los alumnos ocupaban el espacio directamente afuera de la universidad, por ejemplo, para exponer sus trabajos, eran acosados por la policía municipal. Eso no puede ser así. La pandemia nos ofrece la oportunidad de repensar muchas cosas, incluyendo el aprendizaje y la educación”.
Cabe anotar que, al momento de escribir esta nota, Libertad Gills cursa un doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid.
Texto: Abel Cano Carriel, estudiante de la Escuela de Literatura.